Voy a hacer un recordatorio a la figura de Adolfo Suárez, a través de un comentario de selectividad de la CIUG (Junio 2003), formado por seis documentos. En el primero nos habla de la designación de Suárez como presidente de gobierno por el Rey. El segundo La Reforma Política, en la que se va a a pasar página al régimen franquista. En el tercer documento trata sobre la convocatoria de lecciones, en junio de 1977. El cuatro desemboca en la Constitución de 1978. El quinto en el golpe de estado del 23 F, y el sexto documento en las elecciones de 1982, donde el PSOE de Felipe González arrasa. Esta composición de texto histórico, se une a los que vengo haciendo de otras épocas históricas para mis alumnos de segundo de bachiller.
Prof. Juan R. Cancela
El
centro neurálgico de los seis documentos se sitúa en La Transición. Una época
no muy lejana en el tiempo y que marcó un punto de inflexión en el estado y
sociedad española. La reciente muerte de uno de los protagonistas principales,
Adolfo Suárez, ha servido para que distintos medios de comunicación nos hiciera
viajar a imágenes de archivo de la época, y familiarizarnos a los que nacimos
después de lo sucedido por aquellos años. Un proceso de transición que se ha
convertido con el paso de los años en un modelo para muchos países por
el escaso nivel de violencia que la acompañó.
Tras
la muerte de Franco, Juan Carlos I fue proclamado rey en un contexto
político de gran incertidumbre. Se iniciaba un complejo proceso de transición que
llevaría de la dictadura a un sistema democrático. Los primeros momentos
de la monarquía de Juan Carlos I estuvieron caracterizados por la indefinición.
Muchos sospechaban que la nueva monarquía sería una mera continuación del
franquismo sin Franco. Sin embargo, el nuevo monarca se fue rodeando de un
grupo de asesores,
entre los que destacaba Torcuato Fernández Miranda, que diseñaron un plan de
cambio político. Este cambio se vino en denominar la reforma. Se trataba
de aplicar cambios controlados que garantizaran la intangibilidad de los
funcionarios y militares franquistas y que llevaran a un sistema democrático
desde las propias leyes franquistas. (Se dejaba de lado a personas ultraderechistas
como Blas Piñar, muerto también recientemente). El “Bunker” del la dictadura.
En
un principio el rey optó por mantener al frente del gobierno a Arias
Navarro, quien había presidido el ejecutivo en la fase final de la dictadura.
El gobierno incluía a Manuel Fraga en el puesto clave de ministro del
Interior y figuras jóvenes procedentes del Movimiento como Adolfo
Suárez o Martín Villa.
El
gobierno de Arias fracasó a la hora de implementar un proceso de reformas
creíble y respondió con represión a las protestas sociales. Una oleada de
huelgas se extendió por el país en enero de 1976. Toda la
oposición se agrupó en la Coordinación Democrática lo que reforzó las
protestas contra el inmovilismo del gobierno de Arias Navarro. Finalmente, el
rey, que no había disimulado su descontento con la labor del ejecutivo,
destituyó (obligo a dimitir) a Arias Navarro en julio de
1976. (Arias Navarro es aquel señor mayor, que con una cinta negra
en un brazo, sale en la tele inundado de una gran pena, diciendo : “Españoles
Franco ha muerto”).
Don
Juan Carlos apuesta por, Adolfo Suárez, joven político procedente del
Movimiento, como nuevo presidente del gobierno. El 6 de julio Adolfo Suárez,
pide la colaboración de todas las fuerzas sociales, como recoge el primer
documento.
Suárez,
fue recibido con decepción entre la opinión democrática. Pese a que el
nuevo gobierno estaba formado por ministros aperturistas, muchos pensaron que
Suárez no era el hombre adecuado para liderar el proceso hacia la democracia.
Poco tiempo después, en septiembre de 1976, Suárez presentó
el proyecto de Ley para la Reforma Política. Era la concreción legislativa
del proceso de desmantelamiento del franquismo desde el propio régimen.
Paralelamente, Suárez inicio contactos discretos con la oposición democrática.
Los sectores más inmovilistas del franquismo, crecientemente irritados por
la evolución política y los atentados terroristas de ETA y el GRAPO,
empezaron a conspirar para organizar un golpe militar contra el
incipiente proceso de reformas. En septiembre de 1976, Suárez nombró al
teniente general Gutiérrez Mellado vicepresidente del gobierno. Gutiérrez
Mellado fue una figura clave para controlar el peligro golpista en el Ejército.
(Gutiérrez Mellado, es otra figura importantísima en la época, es ese señor
mayor, que al principio iba al parlamento con su uniforme militar, y que se
zarandeando por ultraderechistas en el entierro de los abogados de Atocha, y
después por los golpistas en febrero de 1981).
Pese
a las conspiraciones golpistas y a los actos terroristas de ETA, la conciencia
de los cambios eran inevitables, llevaron a las Cortes franquistas a aprobar en
noviembre la Ley de Reforma Política, lo que suponía su "suicidio
político". (Muerte total a cuarenta años de dictadura), hecho histórico
reflejado en el segundo documento.
Poco
a poco, la oposición fue saliendo de la clandestinidad. El PSOE celebró en
Madrid su XXVII Congreso al que asistieron importantes líderes europeso, (Olof
Palme, Willy Brandt, Miterrand). Por su parte Santiago Carrillo, el líder
comunista dio una rueda de prensa clandestina en Madrid reclamando el derecho
del PCE a ser legalizado. Detenido el 23 de diciembre de 1976 , fue
puesto en libertad ocho días después. (Famosa fue la peluca bajo la cual
Carillo iba disfrazado). Ese mismo mes se había celebrado un referéndum
popular sobre la Ley de Reforma Política. La respuesta había sido
contundente: con 77.7% de participación, el 94.1% de los
votos habían sido positivos.
La
oposición, que en un principio había desconfiado de Suárez, pasó a aceptar lo
inevitable: el fin del franquismo no se realizaría mediante lo que denominaban
la ruptura democrática (gobierno provisional, amnistía, legalización de todos
los partidos, elecciones libres...). En adelante, gran parte de la
oposición pasó a apoyar un proceso de reforma que iba a concluir en el
establecimiento de un genuino régimen democrático. Pero no estaba siendo fácil, como lo muestra
la matanza de cinco abogados laboralistas del PCE en Atocha por
grupos de pistoleros de extrema derecha. La respuesta
popular fue una gran manifestación de repulsa en Madrid que se
desarrolló pacíficamente y que mostró claramente la voluntad general de
continuar los cambios de forma pacífica.
Adolfo Suárez,
aunando coraje y habilidad política, supo sortear los obstáculos y adoptó
medidas que permitieron el paso a un régimen democrático. La legalización
del PCE en abril de 1977 y la amnistía de los presos
políticos llevaron a la celebración de las primeras elecciones
democráticas desde la Segunda República en junio de 1977. Ya era habitual
escuchar la famosa frase de Suárez “Puedo prometer y prometo”. Los mítines
llegan a todos los rincones del territorio español, se desemboca así en el
tercer documento, donde muestra un mitin del líder de la UCD, Adolfo Suárez, que resultaría vencedores de
esas elecciones. El sistema de D’Hondt
ya está en marcha para el reparto de escaños. El segundo partido más votado fue
el PSOE de Felipe González con casi el 30% de los votos. Ante la
sorpresa de muchos, el PSOE se hizo con la hegemonía en la izquierda. Por
detrás quedó el PCE de Santiago Carrillo con un 9.4% y
la Alianza Popular de Manuel Fraga con el
8.0%. También sacó representación el PSP de Tierno Galván. Convergència i
Unió de Jordi Pujol y el PNV se constituyeron como las
principales fuerzas nacionalistas. Destacar la ausencia de representación
ultraderecha, representadas en las figuras de Blas Piñar y Arias Navarro, así
como de grupos terroristas como ETA. Emotivo, el momento en el que legendarios
comunistas como La Pasionaria y Rafael Alberti, ocupan su escaño en el
Congreso.
El
nuevo gobierno de Suárez se aprestó a hacer frente a los dos principales
desafíos del momento: elaborar una Constitución que articulara
políticamente el nuevo sistema democrático y hacer frente al terrorismo de ETA,
que seguía atentando pese a una amnistía total decretada en octubre de 1977, y
al peligro golpista. Todo este delicado proceso político debía hacerse en un
contexto de profunda crisis económica. La crisis del petróleo de 1973 había
golpeado duramente a España, el paro y la inflación crecían
alarmantemente. A las pocas semanas de su elección, las Cortes iniciaron los
trabajos para elaborar la Constitución, (documento cuarto). Las Cortes elegidas
en 1977 se convirtieron inmediatamente en Cortes Constituyentes.
Se eligió una Comisión Constitucional y
esta eligió a siete diputados para elaborar un primer texto como proyecto
constitucional. Estos siete diputados, los "padres de la
constitución" fueron: Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón y
José Pedro Pérez Llorca de UCD; Gregorio Peces-Barba del PSOE; Jordi Solé
Turá del PCE; Miquel Roca, en representación de Minoría Catalana y del PNV ; y
Manuel Fraga de AP. La ausencia de un representante del PNV ligada a la
cuestión de los "derechos históricos", tuvo graves consecuencias ya
que el principal partido nacionalista vasco no apoyó finalmente el texto
constitucional.
La palabra que más se utilizó durante
el proceso de redacción de la constitución fue la de “consenso". Se
trataba de evitar la triste tradición española de "constituciones de
partido" que habían jalonado especialmente nuestro siglo XIX. Aquellas
cuestiones que suscitaban mayores diferencias fueron redactadas de tal
forma que pudieran ser aceptadas por las diversas fuerzas políticas. Esta es la
razón de la cierta ambigüedad que se puede encontrar en algunos artículos
de la Constitución.
Tras su debate en el Congreso y en el
Senado, el texto final fue aprobado en el Pleno del Congreso de los
Diputados por 316 votos a favor, 6 en contra y 3 abstenciones. Finalmente, el
Proyecto de Constitución fue sometido a referéndum de los ciudadanos el 6 de
diciembre de 1978. La Constitución quedó aprobada con un 87,87% de votos
afirmativos.
En el título preliminar se
contienen los principios fundamentales de la Constitución:
Se define a España como un Estado
social y democrático de Derecho, se proclama que la soberanía
nacional reside en el pueblo y se define la forma política del
Estado como una Monarquía parlamentaria. Aquí también se recogen
los derechos individuales como el derecho a la vida, a la integridad
física, la libertad ideológica, religiosa y de culto, a la libertad de
expresión, a la educación, etc. También se incluyen algunos derechos
sociales como la protección a la familia, disponer de una vivienda digna,
disfrutar del medio ambiente, derecho al trabajo, a la protección de la salud,
etc.
En lo que se refiere a la Corona se
establece que el Rey es el Jefe del Estado y se fijan sus
funciones, atribuciones y prerrogativas. Su poder es formal.
La Constitución establece la separación
de poderes y organiza los poderes del Estado:
- Las Cortes están formadas
por dos Cámaras: el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas son
elegidas por sufragio universal y ejercen el poder legislativo.
- El Gobierno, que ejerce
el poder ejecutivo, dirige la política interior y exterior de España.
También tiene potestad legislativa ya que puede presentar proyectos de leyes a
las Cortes y desarrolla los reglamentos de las leyes aprobadas. El Presidente
del Gobierno es investido por el poder legislativo.
- Los Jueces y
magistrados ejercen el poder judicial. Se crea el Tribunal
Constitucional cuya función es evitar cualquier violación de la
Constitución y vigilar que no haya leyes que contradigan al texto
constitucional. Es también el máximo órgano encargado de proteger los derechos
y libertades fundamentales.
Se establecieron los cauces legales
para que los territorios que lo desearan y que cumplieran una serie de
requisitos pudieran constituirse en Comunidades autónomas.
Las Comunidades Autónomas que se
constituyeran tendrían un Estatuto de Autonomía en el que se recogerían
las competencias que asumían. Los Estatutos de Autonomía deben ser
aprobados por las Cortes Generales. Aprobada la Constitución, se
constituyeron en el período 1979-1983 las actuales Comunidades Autónomas y
nuestro país quedó conformado por 17 Comunidades y dos Ciudades Autónomas
(Ceuta y Melilla constituidas en 1995). Cada una de estas comunidades posee una
Asamblea Legislativa y un Gobierno propios.
Tras aprobarse la Constitución, las
Cortes fueron disueltas y en las nuevas elecciones celebradas el 1 de
marzo de 1979 volvió a triunfar la UCD de Suárez. No ocurrió así en
las elecciones municipales, las primeras democráticas desde la II
República, celebradas poco después. La izquierda conquistó los principales
ayuntamientos mediante la alianza del PSOE y el PCE. Pese a esta alianza,
Felipe González forzó un giro político e ideológico en el PSOE tras la
celebración de su XXVIII Congreso. El PSOE abandonó el marxismo como
ideología oficial y se configuró como un partido de izquierda
moderada que podía aspirar al poder en unas próximas elecciones.
En el año 1979 se inició un proceso
de deterioro político que culminará con el golpe de estado frustrado
en 1981. Diversos factores explican esta crisis política:
- La brutal campaña terrorista de
ETA que causó 77 muertos en 1979 y 95 en 1980. Esos fueron los dos años
más letales de la banda.
- El consiguiente desasosiego en
los círculos militares de extrema derecha que iniciaron contactos para la preparación
de un golpe.
- El fin del consenso con el
inicio por parte del PSOE de una dura campaña de oposición, incluso, con una
moción de censura que no se fraguó, pero de la que salió fortaleciod su líder,
Felipe González.
- La aprobación de los Estatutos
de Autonomía del País Vasco y Cataluña a fines de 1979 y las consiguientes
elecciones autonómicas que dieron mayoría a las fuerzas
nacionalistas. Convergència y Unió de Jordi Pujol y el PNV.
- La crisis interna de UCD. Las
disensiones y críticas internas en un partido que había nacido de forma
artificial fueron minando poco a poco la posición de Suárez, a menudo
enfrentado con miembros de su propio partido.
Todos estos factores precipitaron
la dimisión de Suárez el 29 de enero de 1981. Calvo Sotelo, dirigente de
UCD, fue designado candidato a la presidencia. Tras no obtener mayoría
suficiente en una primera votación, se fijó para el día 23 de febrero la
segunda votación para su investidura. Mientras se celebraba la votación de
investidura un grupo de guardias civiles dirigidos por el teniente coronel
Tejero entraron en las Cortes secuestrando al poder legislativo y
ejecutivo. El capitán general de Valencia, Jaime Milans del Bosch,
decretaba el estado de guerra y publicaba un bando que recordaba los del verano
de 1936. El segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, Alfonso Armada,
era otro de los principales golpistas. El golpe no contó, sin embargo, con el
apoyo unitario del ejército, ni tampoco con los medios de comunicación. La
labor de algunos militares, y del Rey fueron claves para abortar el golpe. De
hecho, el momento decisivo llegó en la madrugada cuando el rey se dirigió
a los ciudadanos, explicando las órdenes que había transmitido a los altos
cargos militares de sumisión al orden constitucional. Golpe del que nos habla
el quinto documento.
Calvo Sotelo gobernó sólo un año y medio, pero intenso, ya que en
ese corto período estuvo marcado por la descomposición de su propio partido, la
aprobación de la Ley del Divorcio con una fenomenal oposición de la
Iglesia y el escándalo del envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado.
En mayo de 1982, con la oposición de los partidos de izquierda,
España ingresó en la Organización del Atlántico Norte (OTAN). El PSOE prometió
un referéndum popular sobre esta adhesión si ganaba las elecciones.
En octubre de 1982, Calvo Sotelo
convocó elecciones. El PSOE consiguió un triunfo arrollador con más
de 10 millones de votos y mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. El
proyecto de "cambio" de Felipe González había arrollado a
una UCD que casi desapareció en las elecciones y fue sustituida por
la Alianza Popular de Manuel Fraga como el principal partido de la
derecha. Los escaños de los distintos grupos políticos se recoge en el
documento sexto.
Los socialistas representados por Felipe González, gobernaron hasta
1996. Ganaron las elecciones de 1986, 1989 y 1993, estas últimas sin mayoría
absoluta. En líneas generales, en estos años se produjeron mejoras económicas, en
educación y sanidad. España ingresa en la Comunidad Europea, pero estuvo
salpicada, sobre todo en los últimos años, por escándalos como: Los Gal,
Roldán, etc.
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